Representación de la empanada en piedra, Pazo de Xelmírez (siglo XII)
Cosas del paladar
La vitalidad de Santiago como destino gastronómico es enorme. La prueba es su genuino Mercado de Abastos, el segundo espacio más visitado de la ciudad, después de la catedral. Toda Compostela invita al tapeo y al relax en sus terrazas, tabernas o restaurantes.

Los grelos de las tierras de Ordes u Oroso. Las frutas y verduras del Val de Amaía y del Ulla. Los pimientos de Herbón (Padrón). La repostería con recetas a base de almendras (como la tarta de Santiago) y yemas, muchas llegadas a Compostela de mano de las órdenes religiosas… Quesos de la Denominación de Origen Arzúa-Ulloa y de las comarcas vecinas. Aromáticos panes elaborados en horno de leña. Empanadas… Carnes, pescados, mariscos y pulpo, como principal reclamo… Todos los productos que configuran la “dieta” de Compostela están expuestos ante nuestros ojos en el mercado de abastos.
Alrededor del mercado de abastos (zona de Santo Agostiño y colindantes) han ido floreciendo negocios de restauración en los que degustar lo mejor de la gastronomía local. Este nuevo territorio culinario se ha venido a sumar a los tradicionales vinos y tapas de las calles de O Franco y A Raíña, o el barrio de San Pedro
Ubicado en un edificio originario de mediados del siglo XIX, es una de las señas de identidad de la ciudad. Uno de los mercados más activos de Galicia y el segundo espacio más visitado de Santiago, después de la catedral. La visita es obligada, cualquier jornada por la mañana, especialmente los sábados (el día grande) y los jueves. Productos frescos, artesanía y locales de restauración (donde podemos degustar directamente lo que hemos adquirido) son sus grandes reclamos.
La situación geográfica de Santiago, entre la costa y el interior, ha convertido a la ciudad en un punto de confluencia de productos y tradiciones gastronómicas de toda Galicia. La historia culinaria de Compostela se remonta a los propios orígenes del Camino de Santiago. En el Pazo de Xelmírez (Praza do Obradoiro) está tallada en piedra la primera referencia: en el Salón de Ceremonias o Comedor de este magno espacio, uno de los personajes aparece portando nada menos que una empanada. Estamos en pleno siglo XIII.
Alrededor del Mercado de Abastos (zona de Santo Agostiño y colindantes) han ido floreciendo negocios de restauración en los que degustar lo mejor de la gastronomía local. Este nuevo territorio culinario se ha venido a sumar a los tradicionales vinos y tapas de las calles de O Franco y A Raíña, o el barrio de San Pedro.
Pero hoy todo el casco histórico invita a descubrir tabernas, pulperías o restaurantes. Como también será una sorpresa para el visitante la zona nueva de la ciudad, conocida como Ensanche, o los barrios de Santa Marta, Conxo, Vidán o San Lázaro, que ofrecen una variada oferta gastronómica, apta para todos los bolsillos.
Y en la sobremesa puede saborearse un café en alguno de los históricos establecimientos. Citemos tres de los emblemáticos: el Café Derby (1929), en la Praza de Galicia; el Café Casino (1873), en la Rúa do Vilar; o el Café Venecia (1962), en la Rúa do Hórreo.
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