Muralla romana de Lugo, en el Camino Primitivo
De fenómeno religioso a experiencia cultural
El Camino de Santiago y la construcción de Europa
El fenómeno de las peregrinaciones pronto se convirtió en verdadera columna vertebral de Europa, y Santiago en gran centro de peregrinación, junto con Roma y Jerusalén.

El descubrimiento de la tumba del apóstol Santiago el Mayor, alrededor de los años 820 y 830, en un bosque llamado Libredón y donde hoy se alza la catedral compostelana, constituye uno de los acontecimientos más importantes de la Edad Media en Europa.
El Camino de Santiago es Patrimonio de la Humanidad en tres de sus rutas: Camino Francés (desde 1993) y los Caminos del Norte de España "Caminos Primitivo y del Norte" (desde 2015)
La noticia de la aparición de los restos de Santiago recorrerá veloz el continente y pronto surgirá, de forma espontánea, el fenómeno de las peregrinaciones y el inicio de un culto que ha convertido el Camino en verdadera columna vertebral de Europa, y a Santiago de Compostela en gran centro de peregrinación cristiana, junto con Roma y Jerusalén.
Son 1.200 años de historia, con meta en Santiago de Compostela, capital de la Comunidad Autónoma de Galicia. Su casco histórico fue declarado por la UNESCO en 1985 Patrimonio de la Humanidad. En 1987, el Consejo de Europa reconoció el Camino de Santiago como Primer Itinerario Cultural Europeo.
En el año santo de 1993, el Camino Francés fue declarado Patrimonio de la Humanidad, en 2004 recibió el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia y, en el verano de 2015, los Caminos Primitivo y del Norte se sumaron al Francés al ser reconocidos también por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad, el máximo reconocimiento que puede recibir un bien cultural.
El Camino como vía de difusión cultural
Ha sido una verdadera “autovía del conocimiento”: un ente difusor de los grandes movimientos culturales y artísticos que iban surgiendo por Europa.

El Camino de Santiago desempeña desde la Edad Media un papel clave en el desarrollo de las diferentes culturas que integran la identidad europea. Unas señas de identidad labradas en un espacio común, cargado de memoria y surcado por una red de rutas jacobeas que sirve para la comunicación y el intercambio; para el flujo de ideas, formas y proyectos.
El románico, las catedrales góticas, la lírica medieval de las cantigas o la épica de las canciones de gesta surgían al pie del Camino
Este viaje colectivo por la historia y la cultura, surgido de la fuerza de la devoción y de las creencias espirituales, generó durante siglos una serie de formas culturales propias, enraizadas en la tradición occidental, que sirven en nuestros días de inspiración y memoria.
Ha sido una verdadera “autovía del conocimiento”: un ente difusor de los grandes movimientos culturales y artísticos que iban surgiendo por Europa: el románico, las catedrales góticas, la lírica medieval de las cantigas o la épica de las canciones de gesta. Y también ha sido una demostración incomparable de la solidaridad humana.
Caminar hacia el oeste por una ruta con doce siglos de historia y dejar atrás hábitos y rutinas es hoy, como en los albores de la peregrinación, una conjunción de sacrificio y recompensa que transforma a quien lo experimenta al menos una vez en la vida.